Ayer estuve en la lectura de los poemas de José Gerardo Vargas Vega, en la casa de Guadalajara. El mismo escenario en donde presentamos la novela de Pedro, solo que desde abajo, sentada en una silla y escuchando, las situaciones se viven de otra manera...No tengo por menos que recomendaros la lectura de este autor al que yo misma descubrí ayer. Impresionante. Creo que todavía estoy tocada por la emoción y me resultará difícil explicar todos los por qué..Superación, esfuerzo, sonrisa, poeta capaz de escribir los sentimientos y la belleza que la propia naturaleza no le permite hacer con las palabras habladas. Escritor con el don de plasmar todo un mundo, en ocasiones más soñado que vivido, con las palabras nacidas directamente del corazón sin pasar por la expresión oral, para de esta manera aumentar su intensidad.
Leídos sus poemas y relatos por May García, a su vez presentadora de acto en sí, por Rosa Jaén y Sandy García, con emoción, ternura y entrega. Colocadas en la mesa tal y como estuvimos nosotros con Pedro y tan arropado José Gerardo como lo estuvo nuestro amigo. Puede que aún más.
Además la velada tuvo sus puntos de sobresaltos con retraso involuntario, afonía, lágrimas de una de las lectoras al escuchar y rememorar los acontecimientos del 11 de septiembre en Nueva York, e incluso del propio José Gerardo, emocionado al escuchar su poema dedicado a Linda, su perra muerta veinte años atrás...Hasta caída incorporada al bajar de ese alto escenario... Así cuando a la salida Pedro propuso ir a tomar un vino, yo solo tenía deseos de llegar cuanto antes a mi casa y sentirme protegida ante tantas emociones. Y despacito, en una noche que se había quedado serena, me vine a casa para sentir el calor y mediana seguridad que confiere lo conocido.
M Isabel Ruano Morcuende
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