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domingo, 30 de enero de 2011

Paisajes humanos (IV): Telebasura

En los diversos canales de televisión imperan en los últimos tiempos los llamados reality show, vulgarmente, conocidos como ‘’telebasura’’, programas que fomenta unos valores contrarios a los de una inmensa mayoría, gustos que, en la mayoría de los casos, rozan la chabacanería. Por supuesto, habrá gente a quienes les gusten esos programas, que sigan las peripecias de unas personas de dudosa reputación, que tengan el morbo por conocer las interioridades de unas relaciones escabrosas o, por lo menos, singulares. Yo no critico a nadie, no soy quien para imponer una moralidad ni pautas a seguir. Sólo digo que me parece demencial que las diversas televisiones compitan por ofrecer tales programas en los que aparecen seres estrambóticos que hacen galas de sus miserias. Lo más grave es que la emisión de esos programas se produce en unos horarios normales, horarios en los que los niños pueden estar viendo la televisión, y ven lo que no deberían ver, ellos no tienen la culpa, la responsabilidad es de los padres, sin duda, pero las diversas televisiones tendrían que plantearse el retirar de su programación determinados productos o, al menos, emitirlos en un horario más apropiado, de madrugada, y el que lo quiera ver es muy libre de quedarse a verlos, faltaría más, Comprendo que la vida ha cambiado, sería ridículo poner algo como los antiguos rombos que aparecían en la pantalla de la televisión para indicar que aquello no podía ser visto por niños o jóvenes de determinadas edades, semejantes monstruos nos metían el miedo en el cuerpos y salíamos corriendo a meternos en las profundidades de nuestra cama para tratar de redimir el pecado que casi cometemos.

Eran otros tiempos, oscuros tiempos, pero, muchas veces, había un cierto decoro, exagerado en ciertas ocasiones, ridículo en otras, no lo voy a discutir, pero había siempre un cierto pudor de no ofrecer ciertos contenidos para los niños que tenían un horario para ellos. Ahora no tienen programas apropiados, ahora mientras meriendan comprueban, divertidos, como algunos de sus ídolos se vanagloria de poner los cuernos a su última novia, o como el otro sale de las profundidades del armario para explicarles los Derechos y Deberes de la Ciudadanía sin contar con la opinión de sus progenitores. Ellos saben más que nadie. Así nos va.


RÍOS DE TINTA

se desbordan sin parar
al abismo de la estupidez
humana.

Luchas matrimoniales
llenan páginas y páginas
por las cuarenta monedas
más sucias y egoístas del alma.

Esos seres quieren
aglutinar una atención
que nunca podrán alcanzar
porque el destino siempre supo
sus verdaderas intenciones.

No son ni serán nada.

Hay otras personas
que luchan, lloran y mueren
por salvar a sus semejantes
todas las tardes del mundo,
en cualquier umbral del planeta.

Personas que no son noticia,
no parecen interesar,
su existencia no vende,
pero siguen ahí,
luchando por una sonrisa,
una tenue mueca de gratitud
les hace los más felices
del mundo.

Ellos son la esperanza
de muchas vidas,
son los eternos prisioneros
y guardianes de un amor
sin fronteras.


30 de enero de 2011

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