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jueves, 25 de agosto de 2011

La cara es el espejo del alma

‘’La cara es el espejo del alma’’, este conocido dicho encierra una gran verdad y se ha puesto en evidencia estos días pasados durante la Jornada Mundial de la Juventud, celebrada en Madrid (17-21 de agosto, 2011). A lo largo de los distintos actos, que he podido seguir por televisión he comprobado con orgullo, y con cierta envidia, la explosión de alegría, al no poder estar físicamente con esas miles de personas en los distintos actos que ha presidido su Santidad el Papa Benedicto XVI, renovando aquel recuerdo imborrable que tengo de hace 30 años cuando acudí al Bernabeu a ver a Juan Pablo II, que ese dicho se cumple, no puede fallar. En las caras de esos peregrinos y en esas miles de personas que les han arropado durante estos días, he encontrado el amor, la esperanza, la alegría. De un modo especial seguí la última misa, celebrada en Cuatro Vientos, donde la noche anterior había tenido lugar la vigilia, acto pasado por agua y con un tremendo viento que no consiguió aplacar los ánimos y la alegría desbordante de los miles de peregrinos. Era digno de ver la fuerza positiva que trasmitía esa gente: eso sí que son ganas de vivir. En la misa del domingo se pudo comprobar como, a pesar de los desperfectos que habían causado la lluvia y el viento, a pesar de estar embarrados, ellos continuaban allí, con la misma ilusión y esperanza esperando al Santísimo Padre. En determinados momentos, sobre todo, cuando estaban repartiendo la comunión, las cámaras iban mostrando esos rostros, sumidos en el recogimiento interior más absoluto y, en esos rostros, se podía ver muchas cosas, muchas cualidades que el hombre parece despreciar; era visible el amor, la ilusión, la fraternidad y otras cualidades que se repiten en estos tipos de actos y que regresan, cada año, por Navidad para, posteriormente, cuando esos días tocan a su fin, esos bellos conceptos se quedan vacíos y se pierden, cabizbajos, por la dolorosa senda del olvido. En estos actos, y en particular, durante la gran celebración eucarística celebrada por su Santidad el Papa Benedicto XVI, esos conceptos eran realidades palpables, eran lazos que se unían fuertemente en el silencio, en la meditación, una oración compartida que hacia olvidar los numerosos males de este mundo. En aquella inmensa explanada los rostros de los peregrinos, a pesar del tremendo cansancio acumulado, reflejaban lo mejor del ser humano, irradiaban felicidad, entusiasmo, bondad, entrega. Las cámaras nos iban regalando hermosas instantáneas en las que no había lugar para las dudas ni mucho menos para los engaños malintencionados: Allí estaba la esencia y el porvenir del hombre y, sobre todo, la esperanza de la iglesia. Esas caras rebosantes de felicidad contrastaban con otras muy diferentes de otro grupo de gentes que trataron, por todos los medios posibles, de reventar la manifestación de júbilo que recorría las calles madrileñas durante esta Jornada Mundial de la Juventud, pero no lo consiguieron. Sus casposos argumentos ya no convencen a nadie, sus proclamas e insultos se pierden en el silencio de la indiferencia. En sus rostros se pueden ver la provocación, el pasotismo y la amargura de una incomprensión que ellos mismos alimentan, su insolencia no les permite convivir con los demás. Sus caras reflejan un odio que ellos mismos no son capaces de comprender porque no aceptan la felicidad del prójimo, se creen superiores y sólo son escoria humana.
Un servidor está profundamente orgulloso de seguir la senda, complicada en muchas ocasiones, que tienen que recorrer los peregrinos y contemplo, con una enorme tristeza, como los rostros de los que trataron de ahogar tantas esperanzas e ilusiones, poco a poco, se difuminan entre las lágrimas de su propia soberbia.

domingo, 21 de agosto de 2011

La incompresión del 15-M

Este agosto caluroso de 2011 para muchos está marcado, profundamente, por la visita del Papa Benedicto XVI para celebrar en Madrid la Jornada Mundial de la Juventud (18-21 de agosto). Con tal motivo la ciudad estaba radiante, engalanada con los colores y las esperanzas desbordantes de los peregrinos de todo el mundo. Sus alegres cánticos han hecho olvidar otros grandes problemas que nos tiene sumidos en una extraña apatía social, problemas relacionados, sobre todo, con la tremenda crisis social que nos asfixia sin piedad y el gobierno no quiere enterarse, a tres meses de las Elecciones Generales prefiere mirar para otro lado, eludiendo sus responsabilidades. Eso sí, ya empieza a provocar, para lo cual la Delegada del Gobierno, encargada de salvaguardar el orden de la ciudad autorizó una Manifestación Anti-Papa que, en definitiva, es otra manifestación del Movimiento 15 M y sus comparsas. El Gobierno sabía lo que iba a pasar. Lo más indignante es que la policía, harta de provocaciones por parte de esos cafres, no pueden actuar contra esos energúmenos: les pueden orinar encima, quitar la gorra, insultarles y otras muchas cosas realizadas con todo cariño imaginable. Ellos tienen que aguantar el tipo. Mientras, los numerosos peregrinos, perseguidos y vejados por estos energúmenos gubernamentales han de salir huyendo para no herir la exquisita sensibilidad de estos indignados. Los policías, maniatados, observan con gran tristeza como los jóvenes peregrinos, sin comprender nada, son expulsados de la Puerta del Sol, plaza emblemática del pueblo madrileño y que, desde las pasadas Elecciones Municipales, este movimiento antisistema, porque eso es lo que realmente son, quieren hacer suya a toda costa; se ríen de todo el mundo enarbolando sus banderas de incomprensión. Ante estos hechos tan lamentables el Gobierno no hace nada y la ‘’Señora Delegada’’ está desaparecida.
Buena imagen están dando de España. Tanto el Santo Padre como los abnegados peregrinos nos dejaran a partir del domingo y nos quedaremos solos con nuestro penoso Vía Crucis.

Firmado: un verdadero indignado

domingo, 7 de agosto de 2011

20 de noviembre: La fecha clave

Por fin el Presidente Zapatero se ha decidido a adelantar las elecciones al 20 de noviembre, fecha señalada porque fue el día en el que murió Francisco Franco, que llevó los destinos de España durante más de 40 años. Nadie discute que fue un dictador, eso nadie lo pone en duda, pero salió vencedor de una guerra civil que se produjo por diversas circunstancias y que dio como resultado grandes atrocidades por parte de ambos bandos, eso precisamente es una guerra, lo dramático fue que los combatientes eran de un mismo país. Al final, ganaron las tropas nacionales mandadas por Franco, que se perpetuó durante más de cuatro décadas en las que España disfrutó –eso dicen- de una paz, pero se trataba de una paz ficticia que escondía demasiadas miserias. Esto pasó y punto. Sería absurdo pensar que los vencedores de tal funesta confrontación devolviera el poder a aquellos que habían vencidos, que sacrificaran sus ideales por abrazar ideas y posturas contrarias a su pensamiento. Es absurdo, ilógico. Pasó y no cabe darle más vueltas aunque muchos, entre ellos el presidente Zapatero, se empeñen en querer cambiar la historia.
Hay que preguntarse el por qué el presidente ha elegido esta fecha concreta con tantas connotaciones políticas y morales, no será porque quiere rendir tributo a su otro abuelo, a su abuelo facha a quien, por su constantes referencias al otro abuelito asesinado, al parecer, por los fachas y que le afectó profundamente, no quería. Seguramente, este abuelo, ser despreciable, no supo comprenderle y nunca compró las golosinas que el infante Zapaterito le demandaba. Sin duda, en estos momento tan críticos para él y para España, se habrá acordado del abuelo malo y quiere rendirle un merecido homenaje.
Esta fecha tan emblemática ahora será recordada felizmente como el día en que el Presidente José Luís Rodríguez Zapatero tiene que abandonar la Moncloa porque los españoles han de decidir sobre cual debe ser el nuevo inquilino que tendrá la difícil tarea de regir el destino de España durante, al menos, los cuatro próximos años y confiemos en que no vote al candidato del PSOE, el sr. Alfredo Rubalcaba, al parecer, joven promesa del socialismo español que aporta un currículum ejemplar en el que destaca, entre otros muchos momentos de gloria, el GAL, la sucia manipulación de la jornada de reflexión de las elecciones del 2004, lo que explica su cobarde actitud con el Movimiento del 20 de Mayo, que hicieron lo mismo en las pasadas elecciones municipales y que todavía se están riéndose del gobierno y de España, y, sobre todo, del Caso Faisán. Esperemos que el Pueblo Soberano sepa valorar las credenciales de este siniestro personaje.
A usted, sr. Presidente, le deseo lo mejor, espero que el ambiente leonés le haga reflexionar sobre su gestión en estos ocho años últimos y le aconsejo que haga un examen de conciencia sobre la herencia que nos deja. Sin duda, será una excelente persona, pero ha sido un pésimo Presidente de Gobierno, el peor de toda la democracia. Es verdad que ha tenido que afrontar la crisis mas dura que se recuerda en mucho tiempo, pero no ha sabido o no ha querido aplicar las medidas adecuadas y lo peor es que su soberbia no le ha permitido aceptar los consejos de aquellos que sabían. Lo más indignante de su nefasta actuación han sido sus constantes descalificaciones a todos aquellos que pretendían ayudarle y su prepotencia que ha paseado con orgullo por todo el mundo.
Sr. Presidente, medite, por favor, y hallará la verdad, su triste verdad.