AMIGO, POR FAVOR,
no seas tan rencoroso
y déjame seguir
el camino.
Tu camino.
El nuestro.
¿Qué importa que tengamos
ideas distintas?
¿qué importa si, al final,
llegaremos al mismo destino?
La tierra nos acogerá
sin ningún tipo
de miramientos.
Nos tenderá su mano fría
e indiferente
empujándonos a los abismos
de la noche.
¡Déjame luchar contigo!
Juntos podremos avanzar
sin ningún temor.
Permíteme seguir a tu lado
y así lograremos descubrir
donde se esconde la PAZ.
viernes, 17 de diciembre de 2010
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